viernes, 28 de marzo de 2008

Dramatología de una
una ley que encontró su(s) cuerpo(s).
En nombre del padre
Mirta Alejandra Antonelli
Universidad Nacional de Córdoba Argentina
mantonel@ffyh.unc.edu.ar

“(...) si la excepción es el dispositivo original a través del cual el derecho se refiere a la vida y la incluye dentro de sí por medio de la propia suspensión, entonces una teoría del estado de excepción es condición preliminar para definir la relación que liga y al mismo tiempo abandona lo viviente en manos del derecho.”
Giorgio Agamben, Estado de excepción
“El orden laico, dirá Lengendre, erige como custodios de la sociedad civil al Estado, amo de toda policía (policía en el sentido de los juristas, de poder de policía, de poder reglamentario) y al Padre de Familia, amo de otro absolutismo. Así, esta nueva modalidad asumida por el Poder –operador de legitimidad-, tanto en la familia como en el Estado, responde a una misma trama, a una misma lógica.”
Enrique Kozicki, Hamlet, el padre y la ley
“Esperanza y miedo son las pasiones que someten a otro absolutamente, en cuerpo y alma; en un sentido estrictamente político, es una promesa de seguridad los que les da origen y eficacia como instrumentos de obediencia.”
Diego Tatián, La cautela del salvaje. Pasiones y politica en Spinoza.

Introducción
Las postales de la Argentina del último lustro cristalizan las escenas de “la sociedad civil indisciplinada”, en sus distintas prácticas de dislocación del Estado y de la política como campo: los piqueteros y sus cortes del flujo de rutas o calles, los H.I.J.O.S y sus escraches, los asambleístas y los caceroleros de la renuncia del presidente de la Rúa (diciembre 2001, enero 2002), entre las más condensadoras de los
procesos, prácticas y representaciones que vinculan performance y política en/de la Argentina. Quizás por especulares miradas, la contigüidad del deseo migrante de las resistencias sutura esta iconografía a manera de un álbum a preservar.
Mi trabajo, en cambio, intentará rodear críticamente una dramatología que escenifica un paradigmático acontecimiento. Me referiré al “caso Blumberg”, a partir del cual intentaré demostrar cómo la performatividad de la “sociedad civil” y la “participación ciudadana” encarna un proceso de regresividad de derechos, tanto por la violencia institucional que autoriza como por la retracción de la ciudadanía civil y social que consagran; juridifican las diferencias de clase socio-económicas y operan un particular proceso de “giulianización” de las políticas de seguridad en la post-hegemonía neoliberal de los 90 en Argentina (Pegoraro; 2002: 32-33).
El reclamo e interpelación al Estado por seguridad, como derecho irrenunciable y como bien público, no puede considerarse en sí mismo un reclamo conservador, aun si no se suscribe a una antropología spinozista. Pero, tal como lo sostienen quienes asumen una posición crítica y garantista del derecho, el reclamo no puede resolverse, a nivel de políticas públicas, como reacción a un caso particular y/o como respuesta dirigida a las demandas y motivaciones de sectores socio-económicos específicos (CELS, 2004 a y b; Pegoraro; 2002: 29-30).
En tal sentido, el caso que analizo alimenta al “Leviatán” de Hobbes, al Estado policía, como sede de la violencia legítima, articulado a un componente de clase cuya performance, además, instaura en adelante las condiciones para estigmatizar y criminalizar los rituales ciudadanos de la democracia; es decir, traza la divisoria de una nueva decencia y un nuevo decoro en los cuerpos y prácticas en el espacio público.
Quisiera proponer que el caso Blumberg en Argentina, invirtiendo la teatrocracia (Balandier; 1999) en su espectacularidad y performatividad, invierte el lugar autorizante del “estado de excepción” (Agamben; 2005), en el sentido de que la “sociedad civil” como constructo es aquí la que decreta la suspensión del derecho, su puesta entre paréntesis bajo el argumento de defender al mismo derecho que suspende, dislocando las instituciones del Estado democrático mismo.
Me interesa, sobre todo, abordar la particular puesta en escena del principio estético de la normatividad, es decir, el carácter espectacular o dramático inherente a la construcción de legitimidad para fundar una nueva legalidad, en este caso, referida a la seguridad pública.
Mi argumento es que el caso en cuestión dramatiza, espectaculariza como acontecimiento ese umbral en el que la “sociedad civil” pone cuerpo al y actúa el proceso de sustracción al Estado de su legitimidad para instituir la ley, es decir, la legalidad, mediante rituales y liturgias que, en nombre del derecho a la seguridad, consolidan cofradías del miedo. Trataré de mostrar cómo en el archivo disponible del discurso social y de los reservorios de memoria colectiva de la democracia argentina, el lazo social que sustenta esta dramatización pone en registro simbólico una particular ciudadanía de las pasiones en general, y una ciudadanía del miedo en particular (Rotker: 2000), bajo el imperio de los sentimientos1.
Analizaré el caso sólo considerando fragmentos significativos de su enunciación y visibilidad en el discurso público, en el marco de la tele-tecno-cultura mediática como condición histórica y tecnológica de posibilidad (Derrida) o, en términos de una historia material de los signos, en el marco de la videosfera (Debray: 2002). Respecto a esta última condición, Debray afirma que se estaría en el umbral de pasaje del predominio de la escritura, como régimen semiótico dominante –la grafosfera-, a la videosfera, en tanto régimen predominantemente indicial, de contacto, bajo el imperio de la imagen y sus políticas. En tal sentido, y en relación a mi interés en mostrar la ciudadanía de las pasiones, sostengo que el dispositivo mediático, en su construcción dramatológica de las prácticas, coadyuva a una sociedad de la emoción que empodera al Leviatán hobbesiano.
El caso que devendría acontecimiento
El 17 de marzo de 2004, los medios nacionales argentinos informan el secuestro extorsivo de Axel Blumberg, joven de 23 años, hijo de un ingeniero textil de Buenos Aires. La crónica reporta que el secuestro se había producido en momentos en que Axel,
1 .- La problemática referida es objeto de nuestra investigación actual y articula dos proyectos “Cultura mediática, pasiones y política(s). El `lazo social´en la construcción de actualidad (Argentina, post-estallido 2001)” y “La ley de Seguridad Pública de la Provincia de Córdoba. Construcción de legitimidad e institución de legalidad”, ambos radicados en el Centro de Investigaciones Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba (UNC). El primero de ellos cuenta con subsidio de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNC. Para el segundo de ellos no contamos aún con financiamientos, por lo que se está realizando ad-honorem y con recursos propios de los investigadores , docentes, estudiantes y miembros de Casa del Liberado Córdoba, organización no gubernamental con la que se ha acordado el proyecto en el marco de acciones de resistencia y disputa al Estado provincial por la definición política de la seguridad y sus efectos violatorios sobre los sectores más vulnerados.
en casa de su novia, luego de despedirse de ella, se dirigía a su automóvil para regresar a su domicilio, al que nunca llegó. Silencio mediático durante una semana.
El día 24 de marzo, se cronica el hallazgo del cuerpo del joven, asesinado, sin que sus padres hubieran podido concretar el pago exigido por los secuestradores. El día 25 de marzo, en el discurso mediático –por tanto público- se instala ya el caso como conmoción y el joven comienza, con tono íntimista y próximo, ha ser llamado simplemente Axel. Los medios referencian el caso en una exigua pero acelerada casuística. Puesto que el secuestro express como violencia y tipo de delito involucra a personalidades notables, particularmente “a los ricos y famosos”, es de alta noticiabilidad, aunque en Argentina es una modalidad de delito cuantitivamente irrelevante si se lo compara con otros paises de la región.
La figura de su padre, Juan Carlos Blumberg, el ingeniero, comienza a colonizar la actualidad mediática. Desde el dolor consanguíneo ante la muerte de su único hijo, el padre despliega, junto al ejemplar perfil del joven asesinado, una programática de acciones ante la clase política, las distintas jurisdicciones gubernamentales, judiciales y policiales.
A una semana del hallazgo del cuerpo del hijo, Blumberg convoca y concreta una de las marchas más multitudinarias que se hayan registrado en la Argentina desde el retorno de la democracia en 1983. La asistencia es estimada en 150.000 personas por algunas fuentes y hasta en 250.000, por otras. El 23 de abril, con la consigna “Todos por Axel” otra multitudinaria marcha, estimada entre 90.000 participantes por los organizadores y más de 40.000 por algunos medios, el padre lleva al congreso argentino un petitorio para transformar las leyes penales y el sistema judicial-penitenciario. El caso había alcanzado dimensión nacional; se buscaron firmas en todo el país para lograr los dos millones de adhesiones necesarias para refrendar la legitimidad del petitorio ante un congreso que parece sólo aguardar para darle “forma de ley”.
Los efectos de este proceso de participación encabezado por el padre del joven asesinado, son tales que han significado un cambio en el plan de seguridad nacional, ha vuelto aceptable la injerencia del Manhattan Institute como experto internacional en materia de seguridad y ha logrado ya la sanción de una ley de seguridad provincial de
neto carácter violatorio de la constitución nacional y de los pactos internacionales sobre Derechos Humanos suscriptos por Argentina2.
Analizaré la eficacia simbólica de esta “sociología que no procede por enunciación sino por demostración mediante el drama” (Balandier, idem, 9-10), en la dimensión mediática de la cultura, por la cual ha irrumpido en la memoria pública un proceso de neodecoro ciudadano, un adecentamiento del imaginario de la sociedad civil, y una neo-ritualización civilizada de la legitimidad del reclamo “democrático” que constituye, a mi juicio, una constatación de la eficacia de una cultura autoritaria y antigarantista, ahora en medio del escenario democrático cuyo pathos social es la inseguridad, en la que se enlazan el miedo y la esperanza de conjurar la amenaza de la violencia social.
I.- La muerte del Impar. De la crónica policial al cuerpo significante
El 24 de marzo de 2004, en la 28 ª conmemoración del último golpe de estado en Argentina (1976-1983), los medios nacionales ponían en discurso público, con distintas valoraciones ideológicas y ponderaciones políticas, el ritual por el cual el presidente Kirchner (2003) le ponía cuerpo al Estado para pedir perdón a la sociedad argentina por las leyes mediante las cuales los precedentes gobiernos democráticos (Alfonsín, 1983-1989, Carlos Menem, 1989-1999) habían beneficiado a los responsables del terrorismo de Estado. En el edificio de la tremendamente célebre ESMA, Escuela de Mecánica de la Armada, emblema de los métodos de detención arbitraria, tortura y desaparición de personas durante la dictadura, el Presidente tomaba posesión, en nombre de la sociedad civil y de los derechos humanos, del lugar de memoria más cristalizado por las violaciones de derechos por parte del estado terrorista.
2 . Es el caso de la recientemente sancionada Ley de Seguridad Pública de la Provincia de Córdoba, nº. Ley nº 9235, fecha de sanción 4 de mayo 2005, enviada a la Legislatura Unicameral como proyecto del Ejecutivo provincial, que tiene mayoría parlamentaria. Ya como proyecto oficial fue objeto de durísimas críticas por su carárter violatorio inconstitucional. El proceso que precedió a la sanción de la ley a nivel de construcción de legitimidad contó con la visita y la convocatoria a marchas en la ciudad capital de Córdoba, por parte de Blumberg y acompañó a los expertos del Manhattan Institute en ocasión de entregar al gobierno provincial un informe sobre seguridad que fue referido por los medios locales pero al que nunca se ha tenido acceso público. Pionera en Argentina por su carácter violatorio en la materia, laley de Córdoba es actualmente usada por Blumberg como “exitoso caso y ejemplo” en la propuesta que ha presentado al Ministerio de la Nación para que sea adoptada en todo el país.
En la información de ese mismo día, aparecía con relevante presencia, la noticia del hallazgo de Axel Blumberg, hijo de un ingeniero textil, joven víctima de un secuestro express en Martínez, una distinguida zona de Buenos Aires, seguido de asesinato. Con la disparidad de destinos que lo noticiable le depara a los casos y a las crónicas policiales, la muerte de Axel estaba llamada a colonizar la actualidad mediática. Sólo una semana había transcurrido desde que el “caso” ingresara como parte de la crónica policial. En un solo día, del 24 al 25 de marzo, los medios instalarán el imperio de los sentimientos en nombre propio y los usos políticos de las pasiones.





Fotos Clarin

Soporte de los valores ejemplares, en cuerpo y alma. Blanco, rubio, de ojos celestes, Axel es el ícono la leyenda dorada, sede de todas las marcas legítimas: joven sano y estudioso; ya casi ingeniero teniendo sólo 23 años, abanderado del Instituto Goethe, era inteligente, afectuoso, realizaba atletismo, tenía muchos amigos y una novia estable, trabajaba con el padre, etc. Capital social, capital económico y cultural, cuerpo decoroso del blanco europeo, el Impar también es sede de la herencia de valores que se reciben por consanguineidad, por herencia familiar: hombre de bien, honorable, cristiano.
3 .- Agradezco a mis estudiantes Lucía, Angie y Laura el valioso material de archivo que produjeron en el marco de su estudio del caso Blumberg en el diario Clarín, el primero en tiradas dentro del mercado de consumo cultural argentino.
“La cruzada por Axel” fue el enunciado –consigna que, en el marco de elementos rituales y litúrgicos ecuménicos, entrará en un tráfico de sentido sacralizados y elevará su figura ficta a un estatuto crístico.

El Padre Impar


En este estado de excepción declarado por el padre, término que funda la metonimia con “la sociedad argentina toda”, se despliega el fundamento estético de la ley, la teatralidad constitutiva de la normatividad, ahora en el dispositivo mediático como condición de posibilidad y bajo el imperio de las políticas de la imagen-índice.
Kosicki afirma, en la herencia de Legendre, que la institución es una unidad tópico-normativa y, como en la noción foucaultiana del discurso en tanto ritual (Foucault:), sostiene que:
“Si la normatividad supone, ante todo, el señorío de las formas, bien podemos decir que ese formalismo, con su formidable instrumental simbólico, responde a la definición de rito. De allí que la eficacia del mensaje de legalidad –en tanto rito, precisamente- está determinada, ante todo, por el “lugar” desde donde dicho mensaje es emitido, el lugar ritualmente investido por la Ley, es decir, la escena pública, la escena de la Ley. La noción de autoridad está atravesada por la misma secuencia conceptual.
(...) ese “buen” lugar habilita tanto al mensaje como a su emisor. Va de suyo que lugar debe ser entendido, conceptualmente, como lugar tópico, como escena, como sede (como el latín sedes, el lugar fundante, habilitante).” (Kozicki: 77)
En su dimensión política, el cuerpo significante del padre visibiliza, biologiza y encarna el lugar/nombre/función/ habilitante de legitimidad en un proceso de dislocación y re-emplazamiento del poder de legalidad. La sede misma para enunciar la ley, ahora, se afinca en el cuerpo del padre. En esta dramatología de la legalidad y su legitimidad fundadora, el caso Blumberg es el ritual en el que se exhibe el ritual que sustrae al Estado el lugar del poder autorizante y legitimante, mediante la retórica de la excepción encarnada y la lógica del impar –muerte impar, hijo impar, padre impar-. Imaginariamente, se fusiona la sociedad civil en el uno/sin par, el único que puede elevar la naturaleza del vínculo consanguíneo a estatuto de una ley por enunciar. Es la filiación la que enlaza con la función padre, en tanto función de institucionalidad pura. El padre es el cuerpo significante del estado de excepción, marca el hueco en que el sistema jurídico se pone entre paréntesis, se suspende en su fuerza de ley, para garantizar su continuidad, ahora, desde ese cuerpo/función como sede de la nueva enunciación.
Desde el telón de fondo de la historia del pasado reciente y de la memoria del presente con relación a cuerpo y política, en el archivo disponible del orden del discurso
social y en el repertorio de la memoria societal, se ha ido sedimentando y reactualizando una genealogía de mujeres – las Madres, desde 1977, y luego las Abuelas de Plaza de Mayo- o bien de ambos progenitores – el caso María Soledad Morales- cuyas prácticas, y representaciones están inscriptas en el proceso contra la impunidad y por la justicia denegada o ausentada del Estado4. Esta progenitura invertida se filia en las violencias polimórficas donde las madres/los progenitores se han parido como deudos de sus hijas o hijos, desde la violencia del terrorismo de estado hasta las incesantes violencias institucionales del estado democrático, y esa deuda del linaje invertido, que es también el lugar de una acreencia de justicia ante el estado y sus instituciones, los ha emplazado en el espacio público como sujetos de acción .
El caso Blumberg irrumpe en el archivo y en el repertorio inscrustando, literal y simbólicamente, el nombre del padre. Ley masculina, figura del padre que viene a conjurar el desorden con la (re)enunciación de la ley que se hará cuerpo normativo del estado de derecho ahora, al fin, enunciado.
En el desvío que traza el padre ciudadano, el caso singular condensa la gesta de una ciudadanía que pare leyes sobre el cadáver de un cuerpo pleno, emblema del orden integrado, ícono de la sociedad. Incontaminado, el nombre/cuerpo portador de las trazas de los valores consagrados, sostiene la saga del reclamo por justicia y contra la impunidad, adquiriendo el estatuto de una consigna de ley; no de su cumplimiento sino del ritual instituyente que amerita una nueva legalidad, una nueva fraternidad: la que se vuelve imaginariamente posible contra, sobre las ruinas del estado y del sistema político como función simbólica de la ley.
Entre la prolífera (y por definición siempre abierta) casuística de impunidad de las fuerzas de seguridad y de las víctimas inocentes de la violencia institucional, la enunciación de la ley se engendra desde un caso sin par; Impar. Su singularidad de víctima adquiere el estatuto de la muerte insoportable; la que priva a una sociedad de su exponente más realizado y ajustado a las normas y valores legítimos. Encarnando el conjunto de signos que consolida el modelo de orden e inclusión societal, su muerte quiebra y traspasa el umbral de tolerancia. Se trata, además, de una vida con proyecto; lanzada al futuro ahora segado.
4 .- Retomo aquí algunos desarrollos de “¿En nombre del padre? De la fraternidad, pathos social y política(s), Cuadernos de Nombres, Filosofía de la fraternidad, 2, noviembre de 2004, Córdoba, 151-158.

Postal cívica: del grito de la pasión a la letra de la ley. O cuando Hobbes se maquilló de Spinoza.
Por la envergadura del proceso al que me refiero, por su fuerza instituyente, me permitiré compartir, in extensum, algunos registros significativos mediante los cuales ingresó al discurso público-mediático la simbólica de la normatividad teatralizada, por la que, como he dicho, la inseguridad se gestionará desde el padre como ciudadano probo que, además de la filiación, puede asumir la escena donde lo viviente se inscribe en la sacralidad como instancia a/no política. Casi con el valor de un acta de fundación, los medios inscribirían lo que se puede considerar, en sentido foucaultiano, el nuevo archivo de la memoria de la democracia como proceso civilizatorio y estado de derecho: imaginario moralizado del reclamo de todos por uno, de uno por todos, el registro de las prácticas de la escena fundadora de la nueva civilidad, la escenografía del adecentamiento de la sociedad civil, el neodecoro de las prácticas ciudadanas, entre la liturgia religiosa ecuménica y el ritual mágico de conjuración del miedo: el padre que educa en la civilidad decente, por lo que, en el mismo proceso, traza la nueva divisoria entre prácticas y representaciones primitivas y criminalizadoras. Compartiré primero un fragmento de esta iconografía fundadora y luego su registro verbal en tres fuentes del periodismo gráfico, dos ellas ocupan los dos lugares del consumo de noticias a nivel nacional en Argentina:
La movilización de ayer quedará registrada en la historia como la más conmovedora y dramática, además de multitudinaria, de las últimas dos décadas5. Más de 200.000 personas se congregaron ayer en las inmediaciones del Congreso para reclamar por seguridad y justicia, dos valores elementales para una sociedad organizada.
Juan Carlos Blumberg, padre de Axel, dirigió un emotivo mensaje a la multitud. Reclamó leyes más severas para penalizar los delitos de secuestro, violación y homicidio. Pidió que se reduzca la edad para la imputabilidad de los menores y que la portación de armas no sea excarcelable.”
“A la marcha se sumaron grupos piqueteros. Como había pedido Blumberg, no llevaron identificaciones de sus agrupaciones (salvo algunas pecheras) ni palos ni hubo rostros cubiertos” (El subrayado pertenece a la nota original). Clarin
“Unas 250.000 personas dijeron basta a la inseguridad
El secuestro y crimen de Axel movilizó a una multitud. Sin banderas políticas, con velas blancas, la gente exigió seguridad. El papá del chico pidió endurecer leyes y cambiar a la Bonaerense. (...) Fue una de las mayores concentraciones desde la vuelta de la democracia. Y en todo el país hubo actos similares.
En los vidrios de los autos (eran cientos) tenían pegado un volante con la foto de Axel. Y también hacían flamear banderas argentinas. No hubo banderas políticas. Al llegar a la avenida 9 de Julio y Del Libertador encontraron micros llenos de gente que iba al acto. Como un símbolo, la gente mostraba velas blancas que luego iluminarían la noche como nunca antes se vio en una protesta.
A las 19, frente a Congreso, el público empezó a prender las velas, pasándose el fuego unos a otros como si se tratara de un rito religioso. Cerca de la valla se veía gente humilde, muchos con modestas cartulinas que aludían a familiares, víctimas de la inseguridad o violencia policial.
En el resto de la multitud se destacaba gente de distintas clases sociales (mayoritariamente de clase media) que se sumaba sin cesar.
A las 19.15, cuando Blumberg apareció frente al micrófono colocado en la explanada del Congreso, la multitud lo aplaudió durante unos minutos. Con la mano derecha sobre su corazón, el hombre agradeció. Luego, dijo que la manifestación era la manera de "decirle basta a la injusticia".
"Hoy, Axel es el hijo de todos ustedes", afirmó emocionado. Su esposa, María Elena, se sentó en un escalón y se puso a llorar. Después, se cantó el Himno y, al final, Blumberg pidió un minuto de silencio, como homenaje a su hijo "y a todos los otros chicos" que sufrieron situaciones similares. Sólo el ruido de un helicóptero y gritos de gente que estaba en Rivadavia y Riobamba (no escucharon el pedido) rompía ese silencio.
El Coro Kennedy cantó entonces "El día después". Luego, Blumberg habló 25 minutos. Su discurso fue fuerte pero medido. "Todos los que estamos hoy aquí nos convocamos para decir basta de injusticia, para que nos den seguridad y velen por la vida de nuestros seres queridos", afirmó.
El papá de Axel recibió una ovación al reclamar mayor compromiso de funcionarios y jueces contra la delincuencia. Dijo: "Hay jueces que están mucho
5 Excepto otra indicación, destacado mío.
más cerca de los delincuentes y de los asesinos que de nosotros, la sociedad". Pero rechazó abucheos contra legisladores y políticos. "No, no, siempre en democracia", afirmó. Algunos quisieron imponer una consigna pidiendo pena de muerte, pero la multitud no la aceptó. Ya la gente empezaba a desconcentrarse. En los alrededores del Congreso, sobre monumentos y en varias esquinas podían verse todavía miles de velas blancas que seguían encendidas, proyectando su luz.
“La movilización de ayer puso en evidencia los miles de casos anónimos de familias destruidas por el avance impune de la delincuencia. Pancartas con víctimas de delitos y familiares que narraban historias que no tuvieron espacio mediático se multiplicaban sin cesar. (...)Durante el discurso de Blumberg, que fue precedido por una emotiva actuación del Coro Kennedy, el encendido de miles de velas abrió las puertas a un espectáculo sobrecogedor. A partir de este inconfundible mensaje de la ciudadanía, habrá, seguramente, un cambio sustancial en el abordaje de las políticas de seguridad. Anoche, el Gobierno aún estaba conmovido por lo que acababa de ocurrir”. Infobae
Un gran clamor: seguridad
Una masiva y pacífica movilización que, según las estimaciones, reunió a más de 150.000 personas en torno del Congreso Nacional para reclamar seguridad, mayor severidad en las leyes contra el delito y para exigir justicia por el secuestro y asesinato del joven Axel Blumberg, derivó en una manifestación frente a la Casa de Gobierno, donde la multitud le reclamó al presidente Néstor Kirchner cambios en la política de seguridad.
Ante la contundencia del clamor, con una convocatoria independiente nunca vista en las últimas dos décadas, el Presidente, apenas bajó de su avión, a las 21.30, en Río Grande, Tierra del Fuego, dijo que "hay que limpiar la policía bonaerense" y agregó: "Si la situación no se toma en serio, se hace muy difícil, a veces, luchar solo". La declaración se entendió como un mensaje para el gobernador Felipe Solá, anoche en el centro de todas las críticas.
Sin embargo, en la Plaza de Mayo, una multitud que se había desconcentrado desde el Congreso le reclamaba al Presidente: "Movete... pingüino... encontrá a los asesinos!", y con velas en la mano y agitando banderas argentinas abucheaban en dirección a los balcones de la Casa Rosada, donde se habían cerrado las ventanas. (...)
Una hora antes, alrededor del Congreso, la multitud, mayoritariamente compuesta por integrantes de la clase media, desbordó espontáneamente todas las calles. En las avenidas Callao y Entre Ríos, se apiñaba a lo largo de siete cuadras.
Un mar de velas encendidas, protegidas de la brisa con vasos plásticos, tapizó la plaza del Congreso, totalmente cubierta por vecinos que se movilizaron por su cuenta desde los barrios de la ciudad y localidades del norte, el sur y el oeste del conurbano bonaerense.
Desde Adrogué, Banfield, Castelar, San Isidro, Martínez, La Horqueta, hasta Belgrano, Núñez,Flores, Caballito y Recoleta, los manifestantes llegaron en colectivos, subte o estacionaron sus automóviles en los alrededores. No hicieron falta micros o punteros políticos.
Los empujaban la exigencia de cambios, la indignación y el reclamo de seguridad y justicia. Sentían que cada uno de sus hijos, ya sea sobre sus hombros, de la mano o en cochecitos que empujaban madres bien maquilladas, podían ser Axel.
Juan Carlos Blumberg, desde las escalinatas del Congreso Nacional, flanqueado por el Coro Kennedy, a las 19.15, les dio la razón: "Axel es el hijo de todos ustedes". Los aplausos se confundían con los gritos que exigían justicia. Algunas señoras contenían sus lágrimas con pañuelos, cerca de donde estaban reunidos familiares de muertos a manos de delincuentes comunes y de los de uniforme.
"Axel nos está iluminando para exigir cosas para nuestra sociedad, cosas simples para que nuestros hijos puedan disfrutar de la vida y no sean asesinados. Por eso, vamos a pedir una serie de pautas a los senadores y diputados", dijo Blumberg, y no pudo terminar la frase por los silbidos que provocó en la gente la sola mención de los legisladores.
El improvisado orador pidió entonces calma con las palmas abiertas: "Ciudadanos, tenemos que luchar, pero siempre en democracia". Los silbidos resurgieron cuando recriminó al Poder Judicial la existencia de magistrados "más preocupados por los derechos humanos de los delincuentes que por los derechos de nosotros". Fue necesario un nuevo gesto pacificador.
La multitud, que seguía el discurso apenas audible desde el fondo de la plaza, volvió a aplaudir cuando Blumberg enumeró las exigencias del petitorio que, tras el acto, entregó al vicepresidente Daniel Scioli y al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño. Las reclamadas reformas legislativas quedaron refrendadas por millares de firmas reunidas por un centenar de voluntarios vestidos con remeras con la fotografía de Axel estampada en el pecho, y la leyenda "Cruzada Axel por la vida de nuestros hijos".
Uno de los reclamos más aplaudidos fue la necesidad de que los detenidos trabajen en plazas y construyan cárceles, y usen uniformes que los identifiquen. "También vamos a exigir al gobernador Solá (silbidos ensordecedores) la reestructuración de toda la policía de la provincia. Debe eliminar a las manzanas podridas, formar una buena policía", reclamó, y la gente abucheó al gobernador.
Luego de salir del Congreso, Blumberg le dijo a la multitud que lo esperaba que los legisladores se habían comprometido a tratar los proyectos. Allí se informó que el miércoles se realizará una sesión especial para debatir tres iniciativas, dos de ellas contenidas en el petitorio de Blumberg, que apuntan a no permitir excarcelaciones en los casos de robos cometidos con armas de fuego ni en las causas por portación y tenencia ilegal de armas de uso civil. Ambos ya fueron sancionados por el Senado, por lo que, de haber acuerdo en Diputados, se convertirían en ley.
En la calle permanecían reunidas más de 150.000 personas, según la estimación de la Policía Federal, aunque la Cruz Roja elevaba esa cifra a 200.000. La muchedumbre se abrió para dejar un pasillo, de modo de que Blumberg pudiera llegar a la Casa de la Provincia de Buenos Aires, en Callao al 200, mientras gritaba: "Nunca más, nunca más".
Con los cabellos blancos desordenados por el viento, Blumberg fue llevado casi en andas doscientos metros por voluntarios de la Cruz Roja y amigos de Axel. En la calle, la gente con velas encendidas se asomaba a los balcones para verlo pasar. El pelotero, en el primer piso del Mc Donald´s de la avenida Callao fue un mirador privilegiado para las familias que lo aplaudían. (...)La mayoría de la gente ya se desconcentraba y dejaba a metros de la casa oficial sus velas encendidas, como si fuera un altar.
Los manifestantes, oficinistas trajeados y vecinos llegados de todos lados, entonaron el Himno Nacional. Sobre las vallas, frente a los policías, colocaron sus velas y pugnaron porque permanecieran encendidas.

La Nación
La puesta en escena del proceso, desde que toma estado público hasta que se sancionan las leyes, tiene el raro privilegio de encarnar, de ponerle encarnadura, a la escena de pérdida de mediación de la clase política, donde el descrédito y la descreencia –crisis de representación- toman cuerpo, se escenifican.
Simultáneamente, la sociedad civil ingresaba, por política de la nominación, como “gente”, colectivo despolitizado, desideologizado y desactivado del componente conflictivo que define lo político como dimensión societal. “La gente”encarnaba el cuerpo que, contingentemente, se entramaba en “la sociedad”, con rasgos de clase social hecho cuerpos, la clase incardinada.
La dimensión política de la distancia, de la mirada (Ginzburg; 2000), como lugar de enunciación y puesto de observación desde donde el dispositivo mediático configuró y fijó el acontecimiento asumía la fuerza legitimante de la regresividad de derechos, operando una fortísima adhesión societal emotiva.
Una multitud casi olvidada en la memoria mediática de los procesos de resignificación del espacio público, casi sin precedentes en las equívocas travesías de la democracia, apaciguaba todo imaginario de virulencia indecorosa, de exaltado
inconformismo, de revulsión del orden o de trastocamiento de los flujos urbanos. El silencio referido, las velas y el rostro multiplicado del joven asesinado ratificaban que se trataba de la “gente”, ampliando el repertorio iconográfico de la democracia fallida en un ritual insospechable de contaminación política. Para las páginas de sección especial o notas de opinión exiguas quedaban desplazadas las voces de especialistas reconocidos que desmontaban los prejuicios, la doxa y el avance antigarantista que ahora, con el petitorio de Blumberg, llenaban de legitimidad el contenido regresivo de la ley, desde el lugar mismo de su enunciación: el padre de Axel.
La capturada escena de la multitud ante el Congreso volvía remotos los vallados de la democracia cercada de poco más de un año atrás, en Argentina post-estallido del tórrido verano 2001-02, produciendo una conversión relevante de un espacio simbólico que ahora fungía como recinto de resonancia de la cohesión social de un sujeto colectivo sin identificaciones sectoriales de ninguna clase, hermanado por ese doble sentimiento de la tragedia que posibilita la catarsis: el temor a padecer, a ser víctima inocente de la misma violencia y la compasión ante el espectáculo del sufrimiento de la víctima. Pero la metáfora trágica parece cesar cuando no hay lugar para la función del coro; ese lugar queda vacante en el montaje y borramiento mediático de toda filiación espúrea con respecto a otros reclamos, demandas, sindicaturas de estafas o fraudes a alguna confianza delegada en la clase política.
La gesta ha sido tanto más expansiva cuanta mayor desconexión ha explicitado de todo contenido político, de toda historización y responsabilización de los procesos socio-económicos e institucionales. El padre interpela y opera como conector de una comunidad de padres e hijos, núcleo de la vida natural, familiar y privada, esa roca dura de la sociedad; la naturaleza. Pero en la naturaleza no todos los hijos son iguales y, por eso, el caso del Impar no debe confundirse con otras y otros hijos muertos, los seres grises, anónimos, los estrictos infames, esos reversos de la leyenda dorada foucaultiana. No, no deben considerarse todas las muertes iguales porque no todas las vidas lo son. Al menos, para enunciar la ley de la nueva confraternidad democrática.
La construcción del caso como acontecimiento con efectos prácticos –legales, políticos, institucionales-, colonizó la temporalidad mediática y los discursos de actualidad, encabalgándose a una suerte de arqueología regresiva de la cultura política y mediática argentina, a la vez que produjo la emergencia de una singularidad. Si la década de los 90 puede escandirse, puntuarse, periodizarse, siguiendo la emergencia de casos de violencia institucional, delitos de autoridad, ilegalismos de las fuerzas de seguridad y de inteligencia impunes, y el comienzo de este siglo viene abonando el imaginario del desamparo con las escenas de los cuerpos segregados, enfermos, desnutridos, de los irreciclables del sistema, el caso Blumberg traza su marca de desvío.
El padre no reclama ante el estado por el ausentamiento de justicia; acciona contra el hueco o falta de la “verdadera” ley, la que aún no existe y sin cuyo advenimiento tampoco será posible la justicia, el acto justo, la veridicción justa.
En este conjuro se reedita la escena paroxística en la que, desde hace más de una década y media, la impunidad institucional, política y económica, los miedos societales mediáticamente productores de otredades asociales o amenazantes vio, en el golpe de ley, en su pura fuerza instituyente, el ritual por cuya eficacia simbólica se capturaría el desfase y el hiato entre el referente legal y la realidad fáctica; entre el acto discursivo y el hecho que impiden la (imposible) comunidad plena.

Los cuerpos otros: de lo ob-sceno a la escena
La muerte del Impar activa el dispositivo de visibilización de las fuerzas de seguridad, del sistema punitivo del estado, imperio de la imagen en el que se ponen cuerpos individuales para conjurar las fuerzas de la amenaza latente, invisible, solapada, ahora hecha materialidad y registro iconográfico. La captura de los cuerpos por la imagen forma parte del ritual de conjuro de aquello que victimiza desde la horda primitiva. Como en otros casos que conmocionaron la actualidad nacional por la física de la violencia material, la irrupción del acontecimiento que conmociona disrumpe bajo el verosímil de la investigación, la pesquisa detectivesca por parte del Estado y de los medios.
Los cuerpos del delito de los autores materiales y los nombres/cuerpos de las autoridades responsabilizadas y en muchos casos removidas de sus cargos, desencadenan la visibilización incardinada del sistema policial, político y judicial. Como decía Foucault, hay, tiene que haber, un cuerpo del criminal. Lo necesita el periodismo y la opinión pública. También el Estado y la clase política.
La muerte de la leyenda dorada – como inversión especular de la muerte de los hombres infames, estrictamente grises y anónimos, leyendas escuetas – requiere echar luz sobre el real clandestino, sobre lo ob-sceno, lo fuera de escena, los ilegalismos del cotidiano de las fuerzas de policía y sobre el cuerpo del Estado. La expansión de esta mirada-des-cubridora se actualiza desde la metáfora de la peste que hay que erradicar.

La incitación al Estado como cuerpo
Como lo ha señalado certeramente Debray (2002), la videosfera instala el índice como nuevo régimen semiótico, por lo tanto, la imagen espectaculariza y demanda cuerpos. EL Estado se hace cuerpo, pone cuerpos al escenario. Remoción de autoridades, declaraciones, conferencias de prensa, etc. , exhiben y materializan la demanda del contacto presente en la construcción del espectáculo político. Lo público del estado se presenta al público. Pero además, se intimiza: los funcionarios reciben a los deudos, se comprometen personalmente en el caso, se humanizan en un contacto íntimo.
En el irrevocable dolor consanguíneo de la víctima Impar, el protagonismo del padre, con credenciales de prestigio, se in-forma y con-forma con el verosímil del imaginario cinematográfico del héroe individual de Hollywood, el que quiere y puede oponerse al sistema porque carece de mácula, no tiene fallas y porque no puede ser sospechado de participación política; por eso, además, debe actuar. El suyo tiene la pureza de un reclamo que nos interpela a todos, como padres o hijos de este país. Paladín de la justicia por-venir; la que se anuncia en la ley por enunciar.
Su desvío honroso y su legitimidad se emplazan también desde el umbral de otra civilidad y otra figura de sociedad civil, adecentada e institucionalizada. Lejos se evocan, como difuminadas por contraste, las figuras de justicia por mano propia, los grupos vecinales de autodefensa arengados por funcionarios públicos y políticos; los actos de apoyo a los garantes de la represión asociados al pasado de la violencia estatal que han poblado intermitentemente la escena mediática configurando el campo de experiencia (no solo mediática) de la democracia postdictatorial de la Argentina.
Desde un neo-decoro cívico, desde las biénseànces y la competencia mediática performativa; el padre instruye y moraliza acerca de las prácticas que, desde el nuevo orden prescriptible, deben observar los piqueteros para los reclamos y educa para lograr el cambio de estilo en la gestión de las demandas, a fin de que logren la misma adhesión societal y porosidad y permeabilidad institucional que tuviera su reclamo, a la vez que contribuyan a restituir la imagen internacional de la Argentina, tan deslucida.
Entre el sentimiento del desgarro y la competencia comunicacional, se erige el nuevo tipo, ahora heroificado, de la participación y del control social de la política de seguridad. Justicia blanca, sin mancha, conciudadano de los legales, cófrade de los
institucionalizados, hermandad de los integrados, la muerte del Impar marca la nueva divisoria entre víctimas y victimizantes.
La emergencia judicial que declara y decreta el petitorio instala el tempus societal del conjuro y traduce la urgencia de la defensa ante la amenaza de una horda que (nos) asedia; en su doxa deniega la atribución de mayor poder a las mismas fuerzas de seguridad que participan de lo delictual; consolida el glosario que vuelve sinónimos, otra vez, la seguridad a la represión legitimando la violencia institucional y fantasea el control social del delito por pura institucionalización, como si enunciara, ahora sí, el origen de la fraternidad en nombre de la ley, la del padre.
(In)Conclusiones
Benjaminiana elipsis y desconexión de la construcción mediática de actualidad, en el recinto monitoreado para medir la dilación o inmediatez del tratamiento y promulgación de las leyes, las bancas que las pantallas televisivas y las ediciones periodísticas visibilizaban estaban pobladas de los personajes públicos que consolidaron la galería y el elenco estable de políticos que hicieran de los 90 la década regresiva, por
el ausentamiento de justicia y por la expropiación de derechos. Atomización, sabotaje de la narración, la amnesia selectiva de los medios, al menos los de mayor impacto en la formación de opinión pública, elidieron, hicieron lacunar la continuidad de una clase política que no se fue, a pesar de la consigna infamante “que se vayan todos”, a la vez juicio y sentencia espectacularizada pero ya metabolizada. Neutralizada.
En esas operaciones de construcción del efecto-presente en devenir que es la actualidad, también quedaron elididas las continuidades y entramados partidarios que han marcado una recurrente cultura autoritaria y antigarantista basada en la política de mano dura, en la cruzada a bala limpia en la cual más de un candidato en el conurbano bonaerense era habilitado legítimamente por su prontuario represor en nombre de la seguridad ciudadana, como figura salvífica ante los delitos comunes (y no ante los ilegalismos del cotidiano de las fuerzas policiales y de seguridad).
El proceso de enunciación de la ley en nombre del padre, enuncia un nuevo estadio en el que la clase política es ventriloquiada por el Padre Impar, en nombre de la gente; la delegación representativa ha sido sustituida por la voz del sentido común ante la urgencia amenazante de la horda primitiva. Y los tiempos e intermediarios mediáticos se exhiben y tematizan como los nuevos modos de canalización de los procesos legislativos, produciendo el efecto de que las evidencias eximen de la intervención de profesionales y saberes específicos, de deliberación polémica y de políticas integrales de inclusión. Las evidencias están ahí para señalar que no hay complejidad para dar respuesta a la violencia; lo social es una transparencia y sus mecanismos son controlables.
Para ciertos desarrollos teóricos de los 90 en torno a control social de la política a través de los medios, este caso podría ser la concreción más perfecta de sus postulados; excepto que en esas líneas de conceptualización y análisis, la participación ciudadana de la sociedad civil es siempre un constructo celebratorio de progresismo y ampliación de derechos o, al menos, de su defensa.
Se está lejos de esa dinámica cuando esta triple relación alimenta una cultura política autoritaria y pone en evidencia una sociedad civil regresiva, en la que se mimetiza el discurso de la eficacia con el antigarantismo; el de la represión con el de la seguridad; el de la segregación victimizante sobre la retextualización societal a largo plazo, bajo la solicitud emotiva de una teatrocracia, ahora emplazada en la competencia
mediática de una clase que domina la escena de la polis y retrotrae al Creonte deslegitimado de la Agamben,democracia exclusoria.

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Corpolíticas: formaciones de raza, clase y género.
Hemispheric Institute Performance & Politics
6º Encuentro Buenos Aires 8/17 junio 2007
Ponencia presentada en el Grupo de Trabajo que coordina la autora:
De la performatividad del miedo en los cuerpos



Miedos del poder-Escenas de conjuro
La amenaza del activismo contra la
depredación y el saqueo de bienes comunes
Argentina Era K

Mirta Alejandra Antonelli
Universidad Nacional de Córdoba
“Tanto la explotación como la acumulación del capital son simplemente imposibles sin la transformación de la multiplicación lingüística en modelo mayoritario (monolingüismo), sin la imposición de un régimen de expresión monolingüe, sin la constitución de un poder semiótico del capital.” (Lazzarato, 2006)

“(...) una forma de gobierno dada podrá ser decodificada en virtud de las pasiones que la animan, que le confieren su materia.
(...) Esperanza y miedo son las pasiones que someten a otro absolutamente, en cuerpo y alma; en un sentido estrictamente político, es una promesa de seguridad los que les da origen y eficacia como instrumentos de obediencia.”
( Tatián,,2001)

Mina Bajo la Alumbrera, Catamarca, Argentina. Explotación a cielo abierto y por lixiviación con cianuro en la Cordillera de los Andes. Opera desde 1997, en el marco legal sancionado en los 90, y hoy integra el Plan Estratégico Nacional de minería del gobierno de Néstor Kirchner.


I.- Trazados de mapas, secuestro de cuerpos, invisibilización del conflicto

Vengo investigando la construcción de consenso hegemónico para la explotación minera transnacional en la Cordillera de los Andes, en Argentina, incluyendo así el proyecto binacional argentino-chileno Pascua- Lama, a cargo de la Barrick Gold Corp., la mayor aurífera transnacional del mundo, de capital canadiense.
El proceso depredatorio que indago, sin embargo, afecta a buena parte de los países de América del Sur y central, (Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, México, etc.) y de él participan varias empresas, a veces las mismas, cambiando de nombre mediante licencias o por el recurso a empresas subsidiarias.
El proceso que involucra intereses globales, regionales y nacionales que determinan políticas de inversión y “planes estratégicos” que afectan a distintos países recorridos por la cordillera, en el caso argentino, está siendo anunciado como el mayor “factor de desarrollo” de la economía nacional durante los próximos ocho años, desde el Estado.
El mapa en clave minera continental es parte de la presentación seductora de los think tanks o lobbys para inversores del sector, pero también de los gobiernos, que buscan seducir a los inversores mediante modalidades publicitarias específicas que ratifican las legislaciones prebendarias ya sancionadas.
Esta cartografía se exhibe en la página de la Secretaría de Minería de la Nación. Se puede clickear en cada provincia y se obtiene el mapa local para los inversores[1]. Una detallada información sobre las “inversiones” que se esperan, refrenda la política de Estado que ha llevado a la minería aurífera al rango de plan estratégico en la administración Kirchner (2003), cuyo marco jurídico fue sancionado durante la doble presidencia de Carlos Menem en la década pasada (1989-1999).
Las políticas económicas del neoliberalismo y las consecuencias de las privatizaciones de los 90, continúan ahora bajo la coartada del retorno del “desarrollo”: neo-mito fundacional y, a la vez, utopía de administración de las esperanzas, particularmente por la reactivación económica y la reconstrucción del mundo del trabajo, como conjuro del miedo hecho cuerpo: la pobreza y la escasez por desempleo, tras la pérdida de vigencia histórica de esta narrativa –el neoliberalismo- en la crisis argentina 2001-2002 (Lewkowicz: 2004; Kermode:1983).
En la retórica que sostiene la presidencia actual y sus escenas de intervención en el discurso y el movimiento de los derechos humanos en Argentina articulada en la ”esperanza”, pasión de expectativa basada en la confianza, los 90 se invocan siempre como memoria ignominiosa de la “entrega” del país al sector privado. Estos habrían sido los años en que la clase gobernante anuló el rol del Estado garante, según la hegemonía neoliberal.
Por suerte, el discurso presidencial de Kirchner y sus puestas en escena nos recuerdan que ahora, sí, el Estado y la Constitución han vuelto a la política democrática para regular al mercado y al capital, en defensa de los derechos de la ciudadanía, desde su asunción como presidente en 2003.

Hay profusos informes, documentados según protocolos internacionales[2], que demuestran las características de impacto irreversible que produce esta minería, cuyo método extractivo consiste en dinamitar la cordillera dejándola reducida a escombros, y luego lixiviar (“lavar”) la roca dinamitada con la llamada “sopa química”, con altísimo porcentaje de cianuro. Así, la depredación ambiental se considera irreversible, tanto por la dinamitación, cuanto por el empleo del cianuro, y, lo no menos grave, por la utilización de millones de litros diarios de agua pura de la cordillera para ese fin. Cabe aclarar que el cianuro, por otra parte, se infiltra en las napas de agua produciendo su contaminación.[3]
Los escenarios donde redes de movimientos sociales, activistas, ambientalistas, científicos, abogados, universitarios, periodistas, etc., interactúan, cooperan en el diseño de modos de intervención práctica de ocupación del espacio público y en la creación de acciones performáticas de concientización, reclamo o denuncia, están siendo invisibilizados y silenciados en una macro operación de denegación, la que, en primer lugar, se verifica en la inexistencia mediática de esos cuerpos y esas acciones que manifiestan el conflicto: el NO a la Mina, es un enunciado – consigna migrante que se está regionalizando.
Una de las variables explicativas del imposible debate público por estos bienes y sus políticas de administración, es, entonces, la constatación de la casi nula condición de existencia mediática de las acciones colectivas de disidencia. La elipsis y la reticencia de la existencia empírica del conflicto obturan una de las claves contemporáneas de existencia política: la visibilización público-mediática de lo político (Antonelli: 2004)
Como lo he sostenido en otro lugar (Antonelli:2007), en las voces hegemónicas[4], el discurso del No tiene sólo el estatuto de huellas de réplica, de polémica a contestar. En los discursos de funcionarios nacionales y provinciales, tanto en páginas oficiales como bajo la modalidad de palabra citada en el discurso de información; así como el discurso institucional de las empresas transnacionales de las mineras auríferas y de los suplementos de economía de medios de prensa gráfica nacional, el No está presente como disenso difuso, nunca atribuido. Cuando lo hacen, es bajo las formas impersonales y desoriginadas del “se dice”, “algunos creen que...”, para desestimar tanto lo dicho como al sujeto que lo dice, en prácticas de infamación cuya extensión está garantizada por su propia ambigüedad referencial[5].
Sin arriesgarse al delito de injuria o calumnia porque omite sindicar al autor de los dichos, la generalizada difamación que mengua el capital simbólico de honra y credibilidad, niega la existencia civil del sujeto del disenso, porque expropia el nombre – actor personal, sectorial y/o institucional-, borra las trayectorias y descontextualiza las redes de actuación y legitimación no estatales ni empresariales en las que interactúan las comunidades locales y los movimientos sociales.
Por tanto, niega también cualquier reconocimiento a la autoridad del saber que se pone a circular, resultando así el disenso –su discurso y sus sujetos- desacreditado in toto. Esta macro operación de desaparición de los soportes del disenso impide la deliberación e inhibe las posibilidades de verificación/falsación de ese saber, negando de entrada su plausibilidad, por lo que deniega toda posibilidad de confrontación basada en el reconocimiento previo que se requiere para ocupar posiciones de intervención que den existencia a un debate semio-político con el discurso circulante para confrontar con el dispositivo de consenso hegemónico.
Esta macro-operación procura cancelar así el ejercicio ciudadano por negación del derecho a la interlocución en espacios de decisión o pro-activos a la toma de decisiones que afectan a la ciudadanía (Antonelli; 2004c y 2002). Es éste un modo de funcionamiento represivo/proscriptivo del poder, el poder semiótico del capital en su faz represiva (Lazzarato: 2006) Corresponde, en sentido estricto, a uno de los funcionamientos suasorios de los procesos de producción y control de mundos posibles de las sociedades de control.


II.- Circular palabras, controlar significados, dominar el futuro. Entre la utopía y la escatología. Usos políticos de las pasiones

La fuerza de poderío de las empresas de las que se trata y el involucramiento del sistema público en la coartada de la “minería responsable”; la “responsabilidad social empresarial”, y la minería como “factor del desarrollo sustentable”, es una maquinaria semiótica instituyente que procura un verosímil de mundo, un posible, de “armónica convivencia” entre: el desarrollo que “garantiza la minería” en relación con el trabajo, la mano de obra y el circuito económico entre profesionales y empresas del sector, y el control del riesgo para un ambiente sustentable. Esta feliz alianza - desarrollo económico y ambiente sustentable - prometen hacer de la minería la fuerza generadora de comunidades locales también sustentables; cuya bonanza y futuro venturoso, según la retórica de algunos gobernadores de las provincias afectadas, anunciaría, en verdad, el retorno del desarrollo como proyección para el país todo. Esta es la retórica, por cierto, de la propia página de minería de la Nación y de los funcionarios del área involucrados con las empresas mineras: el Ing Mayoral, secretario de Minería; y diputados y senadores, tanto nacionales como provinciales.
El discurso hegemónico basa “el desarrollo responsable” en la denegación de las prebendarias legislaciones que sostienen sus dividendos a costa de la destrucción de la biodiversidad y el agotamiento del agua que implica su modalidad extractiva, presentándose como la salvación y palanca de transformación histórica en medio del legado de las ruinas de la Argentina neoliberal[6]. El enunciado que condensa, y replica al contradiscurso de los movimientos sociales y ambientalistas, es que no hay peor contaminación que la pobreza y la falta de trabajo. “Espejitos de colores”[7]
El miedo evocado por la alianza hegemónica empresa/Estado es entonces la
crisis del 2001-2002, mojón en la memoria social de la cristalización de un desquicio donde en medio de la escasez, la desocupación y la pobreza, se incrustó, como marca infamante y oprobiosa del comienzo de la década, siglo y milenio, “la Argentina del hambre”(Antonelli-Giorgi, 2007, Rochietti et alt. 2007).
De esa dramatalogía y su iconografía, que aún hoy es conjurada para sancionar las más regresivas legislaciones[8], se ha borrado, como un hueco, el saqueo bancario y financiero del país, posibilitado por las políticas económicas y las complicidades gubernamentales de los dos últimos gobiernos nacionales: el menemismo que dominó toda la década de los 90 y el delarruismo que se canceló con la renuncia del presidente en medio de los llamados acontecimientos de diciembre de 2001 (Antonelli: 2004; 2004b)
Estos sucesos abrieron, con la fuerza irruptiva y disruptiva que define al acontecimiento, a un campo de efectos. Entre ellos, a un proceso autogolpista de la democracia, enmascarado en la constitucional modalidad de sucesión de cinco presidentes en 15 días. La democracia estallaba, por aquellos días, en la desenfrenada puesta en acción de sus propios mecanismos: la crisis institucional. El naufragio fue la metáfora de máxima condensación del imaginario del desamparo para un país que no disponía ya de la metáfora del territorio para anclar su crisis: país sin capitán, sin timón, sin puerto, sólo abierto en su errancia a la amenaza de lo peor.
La invocación actual de esta memoria del pasado inmediato, construido como corte/umbral de la catástrofe argentina por las autoridades nacionales y provinciales es parte de uno de los más significativos tráficos y usos políticos del miedo en la Argentina era K, poblada en su escenario por los mismos actores que ocuparon y ocupan, reciclándose, recolocándose, el organigrama del Estado y en distintas jurisdicciones
En este escenario patémico, la narrativa del desarrollo funciona como neomito de fundación de “otra etapa” de las relaciones Estado - capital (De Rivero: 2006), con una retórica que activa también la pobreza y la escasez científico- tecnológica nacional, según los sintagmas, iconografías y afectos públicos cristalizados a fines del 2001 y comienzos del 2002 para el caso argentino, pero que encuentra sus equivalentes en otros países latinoamericanos, también bajo políticas económicas extractivas[9].
Estos condensadores son vectores de la memoria construida en torno a la crisis y funcionan como operadores de verosimilitud y deseo (afectos públicos) para procesos que dan continuidad a las políticas económicas, ahora bajo el signo del retorno del Estado como garante del bien común y de la ciudadanía, en una proyección utópica de la gestión del futuro.
De esta continuidad, se destaca la “seriedad jurídica del país”, sintagma con el que se presiona desde la moralidad pragmática del capital para la no modificación de las leyes que amparan las inversiones del sector y que parece ser el relevo de la “inseguridad jurídica” de fines de la década anterior[10].
Esta narrativa puede invocar así, en un discurso políticamente correcto basado en la coartada del desarrollo para todos, los derechos a la alimentación, la educación, el trabajo, la calidad de vida, en el imaginario de una sociedad sustentable sostenida en la dignidad de la persona humana, fundamento internacional de los Derechos Humanos. Aplana las asimetrías de fuerzas y las dependencias geopolíticas, al mismo tiempo que las exhibe. Es más que una denegación. Para decirlo con Laclau, la imposible sociedad por pobreza y escasez será en adelante posible por el retorno del capital como auxiliar socialmente responsable para el desarrollo de estos países, como se ha argumentado respecto a la condonación de deuda externa por inversión en áreas estratégicas de educación superior.
Este uso de la pobreza y el desempleo datados, hace del presente el punto temporal de significación para pivotear, sobre el miedo del campo de experiencia reciente, imaginarios utópicos basados en la esperanza como pasión de expectativa y de confianza. Se trata de una afectación del deseo y de la confianza a la vez, lo cual explica la poderosa inversión sociodicursiva que las transnacionales y el Estado actualizan para el contrato de buena fe de los destinatarios de sus discursos y prácticas. Construir confianza es, a la vez, construir el creer en y el creer que, es depositar una dimensión subjetiva de expectativa recíproca y un componente epistémico, de saber.
En virtud de que el sistema complejo de minería se asienta en el “control del riesgo” y por tanto, en informes técnicos de impacto ambiental que deberían constatar, mediante protocolos, el carácter inocuo o controlable de los métodos extractivos, el proceso demanda, requiere, a nivel macro, la cooptación del sistema científico-tecnológico incluyendo a las universidades y al sistema de ciencia y técnica estatales, sedes de saber legítimo. Durante los últimos tres años, se ha producido un conjunto de normativas, nuevas reglamentaciones nacionales para la alianza entre empresa y Estado. Esto, en directa relación con el monto de creencia en juego respecto a la dimensión promesante de la utopía que requiere saberes autorizados y autorizantes, emanados de las fuentes socialmente reconocidas como fuentes de veridicción. ¿Quién controlará al controlador? Subsidiada por las empresas, ¿qué comunidad científica podrá producir informes confiables y autónomos? La veridicción está siendo interdicta.
A nivel micro, se destaca entre otras, la escuela como institución estatal llamada a “naturalizar” la minería contemporánea, como “parte de lo cotidiano” y del perfil de comunidad en la que se asienta. Para el proceso de apaciguar disensos, disciplinar cuerpos para la minería, neutralizar paisajes y renaturalizarlos para la explotación como necesariedad; la debatida escuela pública argentina, desprendida de la Nación y cedida a las provincias en los 90, ha recuperado, parece, su rol de institución instituyente.
La “remediación” y la mitigación aparecen, como metáforas médicas, para garantizar que, tras el cierre de las minas, el impacto ambiental será precisamente, ¡curado! Las páginas de los think tanks y de las fundaciones conformadas por las propias mineras, con integración de miembros del Estado, están estabilizando una iconografía en la que, por secuencia narrativa fotográfica, se exhibe el antes y el después de la remediación bajo la retórica bucólica deudora de la arquitectura paisajística. Así, se muestra un predio explotado por la minería de la que hablamos como, mágicamente, un escenario natural “renacido”, reverberante después de la remediación. El problema es que los procesos de impacto ambiental convienen a los saberes y lenguajes de la química, la física y la biología. Lo que no se ve.
El complejo proceso de construcción de consenso de esta minería específicamente la aurífera, como parte de un macro proceso político-económico, científico-tecnológico y sociocultural hegemónico en torno a los recursos naturales, en tanto utopía, correspondería a la maquinaria expresiva de las sociedades de control, en su funcionamiento productivo- suscitativo –fase instauradora de acontecimiento y mundos posibles (Lazzarato: 2006), en la actual modalidad de ejercicio de la biopolítica que requiere ahora, en esta fase de acumulación del capital post-transformación de los Estados de la región efectuada en los 90, la intervención en el territorio posibilitada por operatorias del Estado.
En Perú, el apaciguamiento de esta violencia legítima, sus efectuaciones seductoras tendientes a producir el efecto de “armónica convivencia” que consignamos más arriba, ya no puede ocultar la virulencia de la lucha que en verdad se está librando ante las resistencias, por imponer las políticas de referencia. Esta virulencia social ha motivado la demanda formal del sector empresarial al Estado nacional peruano como actor con poder (y fuerza policíaca) para “hacer valer su principio de autoridad” ante el proceso de desprestigio de la minería.
Citamos esta reciente acción empresarial en otro país de la región, no sólo para justificar nuestro análisis, sino como procedimiento de distanciamiento respecto al fenómeno que nosotros abordamos a escala nacional. Este mismo ejemplo tiene la virtud de aportar otros dos componentes que nos interesan por su pertinencia: a- la reacción y recurso al presidente por parte de los empresarios, estrategia que contesta, replica el informe del Defensor del Pueblo de Perú, 2- la réplica es contra un informe mediado por el defensor como figura de representación, ya que en él se da cuenta de los reclamos mineros de distintas zonas; resultado del ejercicio ciudadano de prácticas democráticas.

¿Qué escenario es este, el de la democracia de la región, en el cual los poderes destituyentes han hecho del Estado la regla operatoria de las fuerzas del capital (Lewkowitz: 2004)? El actual nivel de cooptación entre las empresas - sus medios de comunicación, su capacidad y superioridad para instalar escenarios de imposición y circulación de sentido común en y mediante discursos legitimantes socialmente autorizados- y el Estado, nacional y provinciales, puede advertirse en las propias paginas oficiales de eventos organizados, esponsoreados y auto-legitimados por las transnacionales: autoridades nacionales, provinciales, estudios de abogados, investigadores, etc. En dichos escenarios y mediante estos actores hegemónicos, se tiende a controlar (Mato: 2005). y cerrar la disputa en torno a los significados de “minería responsable”, “responsabilidad empresarial, social y ambiental”.
Dos cuestiones son centrales para la verosimilitud y la configuración de la esperanza, reverso especular del miedo, como pasión política que performativamente produzca lo que en la jerga de los Think Tanks que trabajan para las mineras se llama “obtener licencia social para operar”: a) la denegación de las políticas fiscales y de inversión, prebendarias, escandalosas y posibilitadoras del saqueo de los bienes nacionales. Sin esta denegación como punto de partida se cae todo el andamiaje eufemístico y políticamente correcto del discurso del “desarrollo para todos” y el factor de crecimiento en el que está comprometido “el empresariado responsable”, y b) la producción manipulada de informes de impacto ambiental que nieguen la irreversible contaminación de esta modalidad extractiva en la que se sostiene uno de los factores más poderosos de la economía global, y al que se conjura con la “responsabilidad ambiental de la minería responsable”.



III.- Maquinaria para otro mundo posible: verosímil y pasiones cívicas. Cuerpos escamoteados.

El discurso del NO, enunciado- consigna que condensa el rechazo activo y multiforme de movimientos sociales, las prácticas y dinámicas de resistencia, como la de las asambleas de ciudadanos autoconvocados de las distintas provincias bajo explotación minera aurífera o bajo su amenaza, asecho y asedio, puede entenderse desde la conceptualización del miedo como emergente de la racionalidad cognitiva, a la vez deseante, proactiva y suscitativa en el presente, una de cuyas más performáticas modalidades pasionales es la indignación pública; pudiendo ésta promover, en un grado de intensidad fuerte, la desobediencia civil, práctica de una figura que anuda pasiones, racionalidad y conciencia de sujeto en tanto sujeto de derechos, en el ejercicio de limitar el monopolio de la violencia legítima estatal (Bodei: 1995 y Tatián: 2001).
Esta racionalidad marcada por la pasión del miedo sostiene, prospectivamente, el argumentado imaginario de un futuro escatológico. Se trata de la imagen/narrativa del fin; fin de la vida, por amenaza de la contaminación irreversible y el agotamiento de los recursos no renovables; el agotamiento del agua, la muerte fluyente en las napas y cauces de los ríos que bajan de la cordillera, portando, solapada, la contaminación por cianuro.
Una jerarquizada defensa de los bienes comunes, designación que incluye no sólo la de “bienes públicos” procedentes de la economía, sino la de bienes de todos para todos, en tanto condiciones de posibilidad de la vida misma, se enfrenta con la ambigüedad trágica, como en Antígona, en la que dos leyes son habladas, sin poder resolver el conflicto que tensiona la vida. El Creonte habla la ley de los recursos naturales en términos de las políticas extractivas empresariales, glosario en el cual la “calidad de vida” se mide en términos de puestos de trabajo y “crecimiento de la economía local” beneficiada por la minería.
Un punto central para comprender la cuestión que me ocupa: las empresas, aun amparadas y sostenidas por la corrupción y las políticas públicas no pueden operar en las comunidades locales si no cuentan con la ya citada licencia social para operar, performatividad que no depende de la legalidad que invocan las mineras y los gobiernos, sino de vencer la resistencia de la sociedad civil a la ejecución de los proyectos, tanto de exploración como de la posterior explotación del oro.
El NO a La Mina emerge como condensador semio-pragmático y político en Esquel, una ciudad de la Patagonia Argentina, donde los gobiernos nacional, provincial y avanzan con un proyecto minero de oro contaminante a sólo 6 km de la ciudad, apoyando a la empresa transnacional Meridian Gold en contra del 81% del pueblo, que le dijo NO A LA MINA en el plebiscito del 23 de marzo de 2003.

“Los Vecinos Autoconvocados de Esquel creamos esta
página en internet para que todo el mundo se entere de lo que nos está pasando y lo que le pasará al país si lo permitimos. Los esquelenses estamos luchando con dignidad, conocimientos científicos, con amor por la vida y la naturaleza, en contra del enorme robo al país que propician las leyes de minería”.www.noalamina.org.ar

El ejemplo de activismo y el plebiscito como articulación cívico-democrática de expresión pública del rechazo, racionalidad del miedo producido por una competencia cognitiva -lo que se sabe; saber que suscita la indignación por la envergadura de la amenaza en ciernes- hizo de Esquel un motor para otras comunidades: Belén, en Catamarca, General Alvear, en Mendoza, Calingasta, en San Juan, etc. En la última mencionada, el Tribunal Electoral niega el recurso democrático de la consulta, solicitada por tercera vez por el intendente comunal. Se captura un derecho constitucional, de ejercicio de ciudadanía, por temor al NO que lesione los intereses de las empresas y de sus socios, los políticos, invocando que no es de incumbencia municipal el cuidado del medio ambiente en relación con los efectos que pueda producir la minería a cielo abierto (10 de mayo 2007). [11]
Escrache en la Casa de San Juan, en Capital Federal, contra el gobernador, adalid de la minería, y el presidente Kirchner.
Escrache del 13/02/2007 contra la Minera Meridian Gold frente a sus oficinas en Esquel
www.noalamina.org.ar
En los medios alternativos de copyleft, localidades de San Juan, Mendoza, Catamarca, La Rioja, Esquel en Chubut, entre otras, ingresan y circulan por el ejercicio del derecho a y la defensa de los llamados bienes comunes –agua, tierra, ambiente – con escaso, cuando no inexistente proceso de información pública por medios nacionales, e incluso, locales respecto al “NO a la Mina”[12].
La invisibilización de las prácticas ciudadanas y el argumento del conflicto que las anima plantea, sin dudas, interrogantes nodales en torno a las relaciones y prácticas entre clase política y poderes del capital, por una parte, y entre clase política, medios y cultura política, por otra, en cada una de las provincias de este neomapa del “desarrollo sustentable” y el “futuro venturoso” que (nos) aguarda[13], dos variables más para indagar el imposible debate sobre y la construcción misma de los bienes comunes.
Por otra parte, la invisibilización/silencio del disenso también concierne a la construcción de agenda de los medios nacionales, y cómo juegan en ellas las relaciones de proximidad/distancia del conflicto y sus condiciones de noticiabilidad, a la vez que el juego de intereses entre empresas mediáticas y clase política[14].
Estamos investigando esta relación a nivel de las localidades afectadas y también a nivel nacional; pero estamos en condiciones de aportar constancias, desde el año 2004, de denuncias en organismos internacionales, como Amnesty International y Sociedad Internacional de Periodistas (SIP) por amenazas a periodistas gráficos y radiales, levantamiento de programas por censura, etc., por informar sobre los aspectos lesivos e irremediables de los métodos y modos de extracción y explotación, como asimismo, por las abusivas políticas de regalías y beneficios económicos otorgados a los capitales transnacionales beneficiarios[15].
Hay constancia también de diferimiento en la emisión de programas –como “Informe Especial” de América, junio 2006- sobre investigaciones en Veladero, San Juan, a cargo de Barrick Gold Corporation. No es casual que San Juan, en un tan cerrado como exponencial ritual de escenificación del poder económico de las mineras, con avales del Congreso de la Nación, del Gobierno Provincial y de la Universidad Nacional de San Juan como participante, haya sido declarada “capital de la minería argentina”, una semana antes de que el Canal América emitiera el anunciado informe, tres veces aplazado, es decir, programado para tres semanas previas a la realización del Primer Seminario y Feria de Expositores de la Minería[16].
Como procuramos demostrar, el “NO a la Mina” tiene inscripción activa en el territorio nacional, pero no goza de buena fortuna mediática. Se sabe que los medios de copyright disponen distintos destinos a los fenómenos ciudadanos, y determinan, en buena medida, con sus regímenes de visibilidad/invisibilidad y de enunciación/silencio, y también con sus retóricas, las posibilidades de construir una agenda pública legítima y plural en torno al contexto y grado de realización de los Derechos Humanos vinculados a estos bienes comunes. Entre las retóricas, llamamos la atención acerca de la permeabilidad mediática para criminalizar y judicializar los reclamos sociales en consonancia con políticas estatales (Svampa-Gargarello, 2007).
En el ámbito sanjuanino, hay testimonios de renuncias de al menos dos miembros de Ciencia y Técnica, porque la minería se declaró “cuestión del Rectorado”[17]. No es insignificante que allí se encuentre Pascua-Lama, el mayor proyecto extractivo y de carácter binacional argentino-chileno, pero que, por las normativas vigentes, tendrá del lado argentino el mayor impacto. Y, además, en este proyecto está concernida la dislocación entre territorio/soberanía[18]
En el caso que nos ocupa, el cálculo estratégico parece ser el conjurar toda aparición mediática del conflicto, inhibiendo que sea noticiable. Esto se ha comprobado a partir del audio de Meridian Gold que motivara su querella contra vecinos de Esquel[19]. Vemos que los conflictos son complejos, casi punto de anudamientos que enlazan la tenencia de tierras, los derechos de comunidades indígenas en determinadas localidades, el derecho a la identidad y la diversidad cultural, etc., además de los conflictos por impactos ambientales (Ulloa: 2005).


IV.- El Cronotopo del ambiente como “cuestión de Estado” en la escena público-mediática (2006-2007)

Hay un “mojón” en el discurso público del gobierno nacional respecto al ambiente: la resistencia a la instalación de las pasteras, último eslabón del proceso industrial de las papeleras instaladas en Uruguay, por parte de localidades argentinas ribereñas organizadas como asambleas de ciudadanos.
La estratégica localización de la resistencia y su alcance binacional, dado que importa un conflicto de intereses entre países vecinos y miembros del MERCOSUR, suscitó una especial escenificación de pasiones cívicas articuladas a la política ambiental; una dramatología actuada en el cuerpo del presidente puso al Estado como cuerpo común con los asambleístas. En esa escena, el presidente declara al ambiente, cuestión de Estado.

Entre Ríos, Gualeguaychú- Argentina. El presidente Néstor Kirchner durante el acto de repudio a la instalación de las papeleras. Fotografía exhibida en la página oficial Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. http://www.ambiente.gov.ar/?idarticulo=2519

El primer reconocimiento del poder dislocador de las resistencias en la materia, se evidencia cuando el presidente coopta el discurso, el cuerpo/espacio de los representantes legítimos del reclamo por la defensa de la costa argentina.
La abogada Romina Picolotti, activista de la ong ambientalista que logró construir la legitimidad del reclamo desde la legalidad; sostener el rechazo, la visibilidad del conflicto y la inventiva para suscitar acontecimiento en rituales de la política regional, enmarcando el accionar desde la ley y en nombre de la ciudadanía, es promovida desde entonces y hasta hoy, al rango de secretaria de ambiente por el presidente.
Se operaba así, en una neutralización estratégica, la intervención del discurso y del movimiento social, en una maqueta de “acercamiento”, coincidencia y común posición del presidente-cuerpo del Estado y de los ciudadanos que invocan sus derechos y hacen del miedo un pivote legítimo de la indignación como pasión cívica.
Se produjo en días subsiguientes una profusa tematización de la “problemática” ambiental por parte de políticos, ingresando así en agenda mediática y política, formando parte de contenidos programáticos, e impactando en una ampliación de lo noticiable ligado al ambiente.
Gualeguaychú es del orden del acontecimiento; su performatividad ha operado, en principio, un cambio en las condiciones de inteligibilidad, percepción y gestión de lo ambiental como conflicto porque ha inaugurado el régimen público de esa dimensión de la vida comunal y política, anudada por el agua como significante de valor universal en tanto sinónimo de vida.
Me parece que esta huella es una productividad que no se cancela a nivel de las prácticas y actores de las resistencias, no obstante sus tráficos y usos político-mediáticos. Lo que ha desatado Gualeguaychú, desatado está: la “conciencia ambientalista” en nombre de derechos, la indignación promovida por el miedo racional, y la defensa de la ciudadanía, ya se ha anudado a otros reclamos, y, en tal caso, funciona como sistema de traductibilidad en la discursividad y praxis social.
En términos foucaultianos, podríamos decir que constituye una fuerza de emergencia de la problematización de lo social - complejo proceso de emergencia de una problemática, redes de instituciones, circulación, lucha asimétrica- y, además, se resiste a ser gestionada por una biopolítica delegada en el Estado.
Tras la colonización del discurso público-mediático, el cuerpo de Picolotti. que anudó el lazo entre cuerpo social comunal y cuerpo de Estado, la activista devenida secretaria desaparece de la visibilidad pública. Ausencia y silencio mediático. Los activistas siguen sus pasos no mostrados en la actualidad nacional: la secretaria habilita/inaugura minas de explotación a cielo abierto. Cartas, denuncias, pedidos de renuncia, todo circula por las redes del activismo[20].
A la cada vez más extendida, compartida y argumentada lucha contra la minería aurífera a la que nos estamos refiriendo, la dramatología gubernamental responde con escenas estratégicas de refrendamiento al sector minero: el Cuerpo presente, ritual del poder presidencial, se hace símbolo encarnado del respaldo a las mineras.
Este cálculo, que le asigna a la resistencia el carácter de una amenaza al “apaciguado” proceso hegemónico y, en especial, al monto de confianza disponible del presidente, los tráficos y usos del cuerpo/voz del Estado en la materia, se hace evidente, y hasta se tematiza en periódicos locales. Presidir una mesa en la que se ponen juntos los cuerpos de gobernadores pro-minería y de la secretaria, bajo la mirada y en el cerco autorizante que traza el presidente, es una postal de alianza, una escena de ratificación políticamente correcta de los pactos y un gesto de advertencia a quienes se opongan, activando a la vez los grumos de la memoria que recuerdan la procedencia “activista” de la secretaria de medio ambiente y desarrollo sustentable.

En la Casa Rosada: Gioja firmó acuerdo ambiental junto a Kirchner
Juntos, en la Rosada: Gioja, a la izquierda del presidente kirchner, junto al secretario de Minería, Saavedra. A la derecha, Picolotti y demás funcionarios ambientales y mineros.

La secretaria de Medio Ambiente de la Nación, Romina Picolotti y el gobernador Gioja.

"Aplaudo a este acuerdo y a los organismos del Estado que coordinan estos hechos, no a los que lucran con el miedo de la gente, producto de la ignorancia", dijo el gobernador José Luis Gioja luego de la audiencia que tuvo ayer por la mañana con el presidente Néstor Kirchner y la secretaria de Medio Ambiente de la Nación, Romina Picolotti, con quienes firmó un acuerdo de cooperación para la actividad minera que se realiza en San Juan.Diario Cuyo (Subrayo yo, M.A.)


V Otros escenarios para cartografiar la Argentina: entre lo pornográfico y lo obsceno (fuera de escena)

Exhibir y ocultar el poder; es éste un interesante régimen donde se calcula el límite que debe resguardarse como umbral, para la evitación de la condena social.
Los eventos organizados por las empresas mineras, avalados y declarados de interés por el Congreso de la Nación, vienen mostrando una sostenida estrategia de ocultamiento de la exhibición de poder, un pudor político-estratégico que, a la vez, despliegue ante los aliados la capacidad y poder económicos que detentan, pero a puertas cerradas de las comunidades locales: una vergüenza calculada ante la sociedad como ley, instancia de juicio ante el poder del capital, sólo refrendable entre políticos, empresarios y sector de beneficiarios de la minería. La fiesta del poder.

“1.000 MINING” Y “ARGENTINA ORO 2006”
Doble fiesta en Buenos Aires
La publicación especializada Mining Press celebró sus 1.000 ediciones y la revista Panorama Minero, sus 30 años entre los lectores. Copetines, videos, saludos y balances: todo el detalle de ambos eventos fue compartido por CUYO MINERO

San Telmo. La aparición de los 1.000 números de Mining Press, una revista especializada que por esos días lanzó una edición especial con un resumen de los últimos cuatro años de minería en Argentina, fue celebrada en un galpón reciclado y refuncionalizado. Diario Cuyo 14 de diciembre 2006
El espectáculo de los enclaves de alianza es a predio cerrado; la imposibilidad de registrar sus escenas de empoderamiento recíproco se garantiza con fuertes dispositivos de control. El despliegue de actos, eventos, seminarios, exposiciones, rituales de consagración a los políticos por parte de las mineras, no se dejan ver en los espacios locales inmediatos de acción, excepto para los pro-minería.

Para una retórica que se sustenta en la coartada del desarrollo para todos, y que busca la alianza con la comunidad “como socia” de la empresa, ofertando esperanzas de puestos de trabajo como palanca de cambio para salir de la escasez, el espectáculo de la riqueza debe ser a puertas cerradas. Una suerte de pornográfica visibilización es en cambio la que circula en los medios empresariales, en las páginas web, en los newsletter del sector y en los registros audiovisuales de los eventos.

La pornografía de la riqueza del capital y su fuerza de presión sobre el Estado entra en el discurso público bajo la seria retórica de los rituales oficiales:

Acto. La aprobación de la Declaración de Impacto Ambiental de Pascua Lama fue presentada oficialmente en Casa de Gobierno. Asistieron autoridades de la minera Barrick, Minería de la Nación, Chile y Canadá, junto al gobernador Gioja
Diario Cuyo, 14 de diciembre 2006
En el incesante proceso de expansión de los ámbitos de cooptación para reducir a irracionales e ignorantes a los movimientos sociales, activistas y ambientalistas, las mineras actualizan y orientan operaciones en las que la cultura y el arte son botín de guerra y blanco de usos estratégicos (Antonelli: 2006): estetización del saqueo, consagración de la depredación.
“Open pit mine” . Trabajo del tucumano José García, ganador del primer premio en la categoría Paisajes Mineros Concurso fotográfico “Imágenes Mineras Argentinas”, organizado y promovido por Mining Press, que entregó 9.000 pesos en premios. Jurado: Pablo Lasansky (Editor Fotográfico de la agencia Noticias Argentinas), Rafael Calviño (Editor de Fotografía del diario La Nación) y Carlos Villoldo (Editor Gráfico del diario Clarín). Durante la fiesta, además, en una galería anexa al salón principal estuvieron expuestos todos los trabajos premiados, en ampliaciones en papel. Mining Press)

La exhibición impudorosa que posibilita el cerco cerrado ante la mirada sitiada del cuerpo social tiene, no obstante, su réplica condenatoria. El “escrache”, como práctica punitiva emergente en los 90, con el sujeto político H.I.J.O.S, es hoy reactualizada ante el capital y el Estado por la violación del derecho a la vida.
Tanta pomposa auto-seguridad, tanto cálculo del capital del poder con el que se cuenta en el entre-nos de los actores implicados, tantos nombres de empresas, esponsors, inversionistas y nombres propios de los funcionarios y profesionales que las avalan cooptados por intereses, circulando bajo la retórica de adalides del desarrollo, contrastan con la estratégica búsqueda de anonimización y descorporización ante el escrache.
El emblema de este umbral en el que se sustrae aquello que se ostenta en el espacio cerrado del poder bifronte, es la negación hasta del edificio donde opera la Barrick, en Argentina, como ocurrió durante la Jornada Mundial de Repudio a la transnacional, realizada el 1º de mayo de este año. Promovida en redes desde Canadá, país de origen de la más poderosa minera del mundo, en Buenos Aires simuló su desaparación ante el escrache anunciado. Una comisión policial impidió el acceso al edificio, en el que los activistas detectaron la ausencia de la placa identificatoria ubicada en el vestíbulo que anunciaba la sede de Barrick Gold en Argentina, en Arenales al 700, Capital Federal. La policía insistía en afirmar la inexistencia de las oficinas de la minera mientras que los manifestantes ratificaban que hasta el día anterior la transnacional había atendido en ese lugar.
Fotografía gentileza de Javier Rodríguez Pardo, Buenos Aires 3 de mayo de 2007.- MACH – RENACE
UNION DE ASAMBLEAS CIUDADANAS

Entre los dos escenarios, el de la fiesta con régimen escópico de lo pornográfico a puertas cerradas, y el ritual oficial, con régimen de lo serio en el dominio público, sólo el escándalo puede, con su fuerza irruptiva, rasgar transitoriamente el telón que vela la hegemónica alianza de las actuaciones y actos del poder. El escándalo, como conmoción sociodiscursiva y de visibilidad, es la brecha y el vector por el que toma estado público la connivencia y la cooptación, desquiciando el sistema de su funcionamiento ante la condena pública. El escándalo es, en su misma enunciación, un dispositivo de punición y un punto de inflexión donde la corrupción que implica y complica a funcionarios públicos y privados muestra, desnudo, el cuerpo de la política económica y de la economía política (Antonelli: 2004). El “caso” ingresa en el dominio público por nombre propio (el actual escándalo “caso Skanska”, por ejemplo; en los 90, como gate, “Yomagate”, “Swiftgate”, etc.)


VI. El miedo especular

Las operaciones de coacción del poder político sobre distintos actores de diferentes esferas de la vida institucional y social, el control de los medios locales, las presiones sobre los periodistas, las amenazas a investigadores, las presiones diversas que reportan los autoconvocados, la negativa al recurso democrático de la consulta o del plebiscito, forman parte de un dispositivo de generación intersubjetiva del miedo, como pasión inhibitoria de la movilización e incluso, de poner en habla cotidiana el tema minero.
La maquinaria empresarial cuenta con la cultura política feudal de ciertas provincias y con la anuencia de la Nación para desactivar las resistencias, mediante el descrédito extendido de los movimientos sociales y las asambleas ciudadanas, y por imposición del miedo, en escenarios en los que la dinámica feudal, ligada a familias de poder político controla las actividades de los ciudadanos y de los medios locales. Su repliegue en ámbitos de poderío a puertas cerradas, su despliegue en la retórica oficial de actos de gobierno en nombre del desarrollo por la minería, tienen como condición necesaria la existencia de esos cuerpos retaceados, escamoteados en el discurso público, esos cuerpos que son ausentados de la iconografía política y de la política iconográfica circulante, cuerpos subjetivados de la acción a la que se impide su marca como acto público; cuerpos soportes del discurso que se elide, pero que se descalifica por la difamación: la ignorancia y el miedo en el discurso hegemónico.

La incesante amenaza hegemónica produce efectos por miedo: el accionar de los que resisten, abre a un dominio múltiple, la salvaguarda de la integridad física, personal y familiar: la ética que motiva renuncias a cargos, abandono del lugar de trabajo y de la ciudad, el riesgo del quiebre de los colectivos por presiones, el silencio. Pero también el miedo como base de un ethos racional activa una productividad que no cesa: activismos en redes, tejido y ampliación de intersubjetividades (Antonelli: 2006), crecimiento de la movilización y efectos instituyentes. En este escenario, vuelve Picolotti, al lado del Gobernador Gioja, de San Juan, donde Barrick tiene sus mega-proyectos; bajo la égida del presidente; en la escena donde se fija la apaciguadora medida de “controlar”, fiscalizar” por parte de Nación. Esta decisión es, a la vez, ratificación de fuerza legal-legítima, discurso políticamente correcto, pero tramposamente estatalista, con la que se busca conjurar el creciente accionar y la performatividad de la sociedad civil migrante y transversal.

El Estado que se fabrica públicamente como garante, lleva el ritmo que marca la intensa y expandida acción colectiva. Se advierte en la actualidad la ocupación de enclaves hasta ahora sólo promovidos por los movimientos activistas; preocupante modalidad de réplica del Estado aliado al capital, que duplica, replicando, las mismas actividades para “tranquilizar” a la vez que no puede aludir que se sabe, se dice, se propaga, el saber sobre el impacto de la minería. Habrá que seguir con escrupulosa mirada indagatoria, las modalidades que adquiere y los espacios de circulación en y por los cuales se buscará desactivar el conjunto de reclamos del NO, contaminado sus significantes con significados aceptables pero falaces.
Hay datos ya que no podrán ser rápidamente negados, como la legislación reciente por la que Tucumán prohibió hace poco más de un mes en esa provincia la minería a cielo abierto. ¿ Cómo sostener que los motivos de la prohibición en Tucumán no son los mismos por los cuales se podría prohibir en Catamarca, en Esquel, en San Juan?
Las operaciones del Estado para “borrar” la contaminación es síntoma también del miedo como cálculo. Un caso reciente prueba que cuando tomó estado público el informe sobre contaminación de Mina Bajo La Alumbrera, Catamarca (320 km de la capital de la provincia) con cuya fotografía a 10 años de explotación abrimos nuestro trabajo, el informe desapareció de la web de la secretaría de Minería de la Nación. Ese informe compromete la situación judicial de la minera y del secretario de minería de Nación, Ing. Mayoral[21].

Mientras Gualeguaychú no sale de escena, de lo mostrado/lo dicho, bajo operaciones de judicialización internacional, canalizadas por la cancillería, sus protocolos, las reuniones entre diplomáticos y la mediación ante un conflicto binacional, un mapa se mantiene invisible en el copyright.
Invisibilizar es decretar que el NO no existe, conjurarlo por denegación. Se suprimen, ahuecados, los espacios de acción de los sujetos; se eliden sus discursos a la vez que se les escamotea la existencia público-mediática suscitativa y de interacción. Se elimina, se borra la materialidad de los cuerpos sociales de sus escenarios de confrontación, de construcción, de reunión, etc., instancias en las que la racionalidad del miedo cognitivamente sustentado adopta una polimórfica capacidad de acción[22].

Es, en verdad, conjurar la expansión del No, o el efecto Esquel de 2003. El plebiscito, 81 % de la comunidad dijo NO a la explotación por parte de Meridian Gold, y el escándalo que produjo el que tomaran estado público las estrategias de “generación de confianza” que llevaría adelante la minera siguiendo la propuesta de un grupo de expertos y profesionales para quebrar el No, para revertir la negada “licencia social para operar”, ha devenido acontecimiento, en tanto recrudeció acciones y fortaleció redes de activismo, demostrando que “es posible” enfrentar al poder de alianza empresarial estatal.
En la actualidad nacional, otras provincias afectadas y sus reclamos, tienen menos fortuna mediática. Invisibilizadas en el régimen de actualidad, ingresan a él por “politización” ( caudillismo, acontecimientos de color local); o bien, en el discurso hedonista del turismo y la ruta de los vinos, incluso en la página de turismo de Nación, otro modo estratégico de apaciguar la violencia de la política extractiva; ya que las rutas del vino son las mismas que tendrá el cianuro; son las mismas provincias cordilleranas.
Este proceso es entendible en un país centralista, capitalino y autoespecular; desde la centralidad, las provincias son lo extraño propio. En tal sentido, Gualeguaychú presenta variables geopolíticas específicas – el río como frontera argentina-uruguaya- por las que se ha instaurado como un disparador de traductibilidad y equivalencia de reclamos. En este sistema de traductibilidad de conflictos: el agua, la basura, lo que amenaza el habitat, expone la negativa de las comunidades a aceptar la amenaza de ser reducidos a pura zoe, puro viviente.(Agamben:2003)

Esquel muestra prácticas múltiples, acciones legales enmarcadas en la ciudadanía –como el plebiscito- a la vez que, negativamente, construye el NO con argumentos técnicos autorizados y, propositivamente, afianza el NO en nombre de una opción de identidad común basada en la economía del turismo, del disfrute del ambiente, y de la sociabilidad de la cultura del anfitrión del turista: mundo del trabajo, mundo de la cultura, preservación del medioambiente de una comunidad que tiene una autoimagen de su propia sustentabilidad fundada en una identidad que no contradice la economía, pero la redefine con sus parámetros valorativos. En ésta se ve la delimitación recíproca entre razón/pasión, miedo e indignación desde una racionalidad anudada al deseo de continuidad y comunidad. Son “demasiados” sí, lo que muestra Esquel como para no neutralizar su funcionamiento emblemático y suscitativo para otras zonas. Para la hegemonía es una amenaza que asedia[23]; es preciso inhibir la migración patémico-racional del NO y frenar la traductibilidad de Gualeguaychu: la vida, el agua.

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[1] http://www.mineria.gov.ar/mineria/proyectos/mapaproyectos.asp?titpag=Minería

[2] Cf. FUNAM, Raúl Montenegro presidente, Dr. en Biología, Premio Nobel Alternativo 2004 por sus investigaciones sobre el impacto ambiental de Barrick Gold Corp.
[3] Esta contaminación ya se puede comprobar en Bajo la Alumbrera, proyecto minero extractivo que se habilitara en Catamarca, provincia del noroeste argentino en 1997. En este sentido, Catamarca es la prueba más contundente de que el discurso hegemónico de “control” de impacto ambiental es una mentira sostenida tanto por las empresas mineras como por el estado argentino, a través de distintos funcionarios de diferentes jurisdicciones,incluida la secretaria de ambiente y desarrollo sustentable.
[4] Cf. Barrick Gold Corporation Minería Responsable, en http://www.barrick.com/files/ehss/online/sp/ Para Suplementos de Economía, ver Suplemento Clarín, domingo 18 de febrero, publicado cuatro días después de la marcha en Capital Federal referida en nota 3.
Cf. Greg Palance, Barrick Gold “Páginas en disputa”, La Nación, domingo 29 de mayo de 2005.

[6] Según la Ley de Inversiones Mineras, las provincias que perciban regalías mineras no podrán cobrar un porcentaje mayor al 3% del valor en "boca de mina" de lo extraído. Este valor depende de lo que declare el productor, luego de descontar muchos de los costos de producción. "Las regalías no recaen en el precio de facturación sino que deben deducirse los costos operativos, cuyos valores son una exclusiva información privada", remarca Ríos y ejemplifica: "Una onza de oro cuesta US$ 640. Si el 3% se aplica a la facturación, las regalías serían US$ 19,20 por onza. Pero hay que deducir los gastos operativos, que el Estado no controla. Es fácil ver el perjuicio económico". Otra golosina promocional es el régimen de reembolso por exportación en puerto patagónico. Ante los murmullos, el Gobierno saca a relucir sus cifras récord: una inversión que en 2006 llegó a US$ 3.900 millones, 37 mil empleos directos y un horizonte dorado. En respuesta, los ambientalistas insisten en los riesgos de la minería a cielo abierto con cianuro y, junto a la oposición, aseguran que la riqueza metalífera que se va barato ya no vuelve. Lejos de las polémicas, el lunes 23 Mayoral regresó de Australia, donde promocionó las virtudes mineras de la Argentina. El Gobierno ha decidido que el pico siga su marcha. Cf. http://www.noalamina.org/mineria-argentina-articulo603.html

[7] Título del documental del director argentino Miguel Mato, sobre la explotación minera de Barrick Gold en Veladero, San Juan, provincia argentina en la que se proyecta el Pascua-Lama, único en el mundo por su carácter binacional Argentina-Chile, y para el cual se ha cedido territorio renunciando a la soberanía.
[8] Por ejemplo, la Ley de Donación de Alimentos en Buen Estado (Ley Donal). Cf. Rochietti et alt. E-Misférica, 4.1 2007
[9] Tanto las redes de activismo del NO, como las publicaciones electrónicas de empresas y equipos profesionales vinculados a las transnacionales y a la actividad minera, dan cuenta de que la neo cartografía puede seguirse a lo largo de la cordillera andina, en especial, de América Latina y el Caribe, siendo las transnacionales mayoritariamente de capitales canadienses y estadounidenses.
[10] Existe proyecto de ley del Diputado Nacional Luis Zamora, para prohibición de lixiviación con cianuro en territorio argentino, 22 de octubre de 2005, Expte. 5937 – D – 05.
Procuramos asesoramiento en derecho internacional público, para ponderar el grado de cumplimiento de las normativas mineras con tratados internacionales y con constitucionalistas, dado que también desde esta especialidad se sindican violaciones por parte del Estado en sus relaciones con las transnacionales. Cf. Svampa-Gargarella, “Nuevos conflictos, viejas complicidades”, Ñ, Revista de cultura, Clarín, 24-02-07, Opinión, p. 14
[11] Mientras en Buenos Aires se celebraba la Audiencia contra 6 integrantes de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados, los vecinos de Esquel se concentraron en la esquina donde tiene sus oficinas Minera El Desquite S.A. Mientras se distribuían cartillas informativas a vecinos y turistas, en una radio abierta se difundieron los audios de la reunión empresaria donde la minera definió los pasos a seguir para modificar la decisión de los esquelenses.
[12] Retomo desarrollos que formulara en “La esperanza hegemónica”, Jornadas de Investigación 2007
[13] El carácter de acta y actos de fundación que adquiere en San Juan la hegemonía minera, ha consagrado explícitamente al presente como “transformación histórica” de la economía sanjuanina, a la vez que ha designado a la utopía que promete esta explotación, como “futuro venturoso”. Cf. Suplemento minería de Diario de Cuyo y web del gobierno provincial.
[14] La relación entre medios y proceso hegemónico en minería es parte de nuestra actual requiere una investigación detenida y localizada en las diferentes provincias a la vez que a nivel de los medios nacionales.
[15] Cf. FUNAM, denuncias de su presidente, Dr. Raúl Montenegro, luego de recibir el Premio Nobel Alternativo por su investigación contra la Barrick Gold Corp. No contamos con datos de su curso y fallos judiciales. www.funam.org.ar/barrick.htm
[16] “ San Juan, factor de desarrollo de la minería”, Spector Eximconsult SA, 28 y 29 de junio de 2006, “Newsletter Edición 8, El Inversor Energético y minero.com. Revista Futuro Sustentable, invita a Jornadas sobre Minería y futuro sustentable, 17 de agosto 2006, San Juan. El primer seminario sobre potencial minero en Cuyo Minería para el desarrollo fue organizado por Editorial R.N, y se denominó I Encuentro San Juan: con Minería para el Desarrollo, 28 y 29 de Octubre de 2003. http://www.editorialrn.com.ar/Evento/Ev.2002-12-20.html

[17] En nuestro trabajo de campo, durante abril del 2006, comprobamos que la Facultad de Ciencias Naturales, donde funciona el área de Ingeniería y el laboratorio de Minería de la UNSJ, ostentaba un graffiti rojo el que, a manera de un escrache institucional, sindicaba al edificio como espacio de los “Asesinos del oro”, apelando al uso de la svástica. Las renuncias por la razón invocada, fueron vertidas en diálogo que siguiera a “Explotación minera transnacional en la Cordillera. Impactos ambientales y derecho a la vida. El rol de la universidad pública” Conferencia de prensa. Exposición y Charla abierta, co-organizada por programas y cátedras de la UNC y CISPREN, 18 de Julio de 2006, Córdoba. Se preserva aquí la identidad de quien diera testimonio.

[18] Cf Karina Ocampo, “El negocio turbio del Oro”, en http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=2527,. Remitimos nuevamente a Greg Palance.
[19] En el audio, uno de los profesionales del equipo que trabaja para la Meridian Gold, tematiza la estratégica necesidad de no ser noticias. El director de Meridian, buscando neutralizar todo conflicto que pueda visibilizar las acciones para quebrar el No del plebiscito 2003, recomienda neutralizar todo conflicto posible con la comunidad mapuche. El audio, desde el punto de vista de la transnacional, sindica con nombres propios y áreas de incumbencia, a los actores políticos, las ongs, los encuestadores, etc. que se calcula incorporar a las acciones para lograr el consenso sociopolítico nacional y en Esquel. www.lavaca.org y www.noalamina.org
[20] Cf. Marzo 2007: “Especialistas refutan a Picolotti luego de su “bendición” a la mina de oro de Cerro Vanguardia”, EL CIANURO NO ES EL UNICO PROBLEMA AMBIENTAL DE LA MINERÍA A GRAN ESCALA, Esquel, Chubut, Argentina – 01/03/07. La Secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, abogada Romina Picolotti, viajó recientemente a Santa Cruz -provincia de la cual es oriundo el presidente Kirchner- para recorrer el emprendimiento minero Cerro Vanguardia S.A. manifestando su conformidad con lo visto en el yacimiento y elogiando el método de “recuperación del cianuro” por el cual la empresa minera dice recuperar y reciclar el 90% del cianuro.
Aprovechó la ocasión para lanzar un refuerzo a los descomunales beneficios impositivos, arancelarios y territoriales que ya tiene la actividad en nuestro país, ofreciendo "una línea de crédito muy blanda para aquellas empresas que incorporen a su proceso una mejora en los procedimientos en relación al medio ambiente." ¿En la tierra de Kirchner el cianuro no es veneno?
Sin embargo, profesionales de Esquel que vienen investigando sobre la problemática y los aspectos químicos de la actividad minera indican que “aún en el mejor de los casos de óptimo funcionamiento y recuperación del 90% del cianuro, si usaran diariamente -por ejemplo- 10 toneladas de cianuro estamos hablando que subsiste todavía 1 tonelada que no se recupera y eso sigue siendo una cantidad enorme”.
Recordemos que en el caso del fallido emprendimiento minero en Esquel la empresa planeaba utilizar 6 toneladas diarias de cianuro (...) Incluso llama la atención de González y Sahores que la funcionaria justifique una actividad abiertamente no sustentable como lo es la minería “solamente por videos institucionales y afirmaciones de la empresa, sin tomar en consideración opiniones calificadas externas y estudios científicos con la respectiva bibliografía que los avalen”. Las mineras y los funcionarios que las respaldan tampoco mencionan “las toneladas de explosivos (con sus respectivos desechos) que se necesitan diariamente y ni hablar de las enormes cantidades de agua que requiere el proceso, es como si el único problema ambiental de la minería a gran escala fuera el cianuro (...) ”
“Gacetilla de Prensa, ASAMBLEA DE VECINOS AUTOCONVOCADOS DE ESQUEL, sosesquel@yahoo.com.ar www.noalamina.org
[21] 29-03-07Fuente: Primerafuente.com.ar Al publicarse en el semanario Primera Fuente, la secretaría lo saca de su página, lo que produce una rápida búsqueda por parte de otros medios, y los activistas recuperan el texto. El Ing. Mayoral es empresario de tres mineras, y la incompatibilidad de sus cargos no fue óbice para mantenerlo en el cargo de incumbencia. Se consagra así la más ilegítima connivencia entre lo privado y lo público, difuminando sus esferas y contaminándolas recíprocamente. http://www.anticorrupcion.jus.gov.ar/MAYORAL%20RESOL.pdf

[22] Hay numerosos casos constatados: el corte de ruta en Famatina, durante más de ds meses, por los que se impidió la entrada a Barrick Gold a su yacimiento en la provincia de la Rioja es emblemático. No había aparecido ese cuerpo de la resistencia, su volunta activa y su constancia, hasya que la Barrick anuncia que se retira de la provincia, argumentando que tiene otros proyectos más importantes para sus éxitos empresariales. Del lado chileno, ni siquiera se informaron las 48 detenciones por parte de los carabineros en un intento de abrazo del pascua-lama desde ese país.
[23]. Cf.la migración del NO. sosesquel@yahoo.com.ar, www.noalamina.org Contactos en Esquel: Silvia Perez 02945-454811 – Marta Sahores 02945-452719. Destaco el activismo en red, migración de prácticas, enunciados, subjetividad emergente situada.